viernes, 4 de agosto de 2017

Antes (durante) y después de la nada

¿Qué parte del día importa? ¿Importa alguna parte?
En ese hueco de tiempo que paso a tu lado tal vez no exista, o no tenga importancia

Sabes de lo que te hablo cuando digo que todo está lleno de patas y morros
y cada reloj nos viene enterrando en su arena

no quedaba espacio para nuestros ojos pegados, no vomitamos las garras,
no hay maullidos que nos abran el pecho, que nos golpeen o trituren

tanto sueño clavado en el cuerpo que al contacto con la realidad nos derrumba,
zombies de una noche aún tierna y herida, despierta sobre sus horas arrancadas bajo algún deseo inconsciente

mi piel espera en tu borde, pero tú no miras
el silencio endurece y cristaliza sobre mi boca abierta,
falta que tu cuerpo se sepa mi nombre
falta una noche escondida en la almohada

Tengo frío a veces dentro de tus ojos azules
donde parezco ser una forma absoluta sin relevancia, igual a cualquier otra
donde el instante se convierte en roca caliza
y no aparece el camino que choca en la playa de los minutos que miramos juntos

y busco la lengua posible, y espero en el vacío que nos ha rodeado
mientras olvido que nos conocíamos en la esquina siguiente y alguien tuvo en las manos todos éstos kilómetros encabezando el poniente

se ha teñido el muro con el color de mis ojos
éste lado, frío siempre,

y se ha resuelto el deseo
siempre atado a una vela quieta
y se ha probado la forma de un día relatado
entre tantos besos afilados
esquivando el tacto de la vida que me busca sinuosa

Tú no, como nadie, como siempre
tú de nuevo, distinto,

yo ya estuve en mi juicio
yo te elegí entre viejos calendarios y noches estrelladas
yo me equivoqué cuando volvimos,
cuando rompí mis normas para que las tuyas lo inundaran todo
cuando rompí mi curso
para que no cayésemos



domingo, 2 de abril de 2017

-Elige, todo o nada.
-Nada entonces; porque nada es un verbo y todo, es imposible.

jueves, 26 de enero de 2017

Ese minuto quieto que nos mira, y no pregunta.

No hay un lugar donde ir a buscarte
ni un tiempo que caiga inconsciente dentro del ojo

no hay un hilo que nos cosa seguro
ni nos apretamos las manos solidificando el instante

no hay fuera un camino que busquemos nuevo y juntos
ni nadie habló de quererse lejos del hueco o el sueño caliente

no hay una historia que nos vaya contando
ni una meta amarrada a una cala pequeña
ni el invento de otros
ni el intruso o lo extraño.


Tiene un sabor a realidad y carne
una mirada limpia pero misteriosa

tenemos un espacio en blanco donde sembrar besos y ojos,
tenemos mi cama, con los brazos abiertos

tenemos lo oscuro donde poner la boca, y una cortina de humo verde boscosa,
tenemos donde perdernos, tenemos silencio sin espinas, tenemos perdida la prosa,

tenemos las rimas y las manos templando debajo
el abrazo que ha pasado quedando en las esquinas de una vida
el tiempo cogido como un ramo o un manojo
todos los versos cambiando las letras

el recuerdo que endurece en el olvido
el pasillo que nos reduce a un laberinto profundo como las ideas,
clavado como una manzana,
los relojes que nos sepultan bajo la nieve mientras las semillas duermen su primavera incierta
los golpes que encuentran nuestros cuerpos enganchados

las puertas que abrimos
los puentes, los besos que llaman

y el miedo de un salto
que no mide

y la voz de lo que sabemos
es bueno

y el cristal que separa y refleja
y nuestro sueño trenzado por días enteros,

y las noches que nos guardamos
atesorando, creciendo, pariendo, brotando, diciendo, callando, pendiendo, apretando,

comiendo cualquier cosa entre beso y beso,
entre los segundos de ese minuto quieto,
posado sobre el estante
que nos mira
y no pregunta.

viernes, 20 de enero de 2017

vivo en una noche permanente sintiendo la vida como un sueño quieto

la vida puede ser cualquier cosa

y por eso me columpio en una hora indefinida

lunes, 9 de enero de 2017

Te poemo, para huir del paso

del deseo que no resuelves
del billete de vuelta

de la cruda desidia que muerdo,
que araña,
que mastico purgada de culpas y tiempo.

Huyo del gato muerto,
del consuelo de muchos,
del grito que ladra a lo lejos pisado y hundido.

Huyo espantada, huyo entre rejas,
huyo acusada de colores que enlutan.

Huyo tirada en la yerba
huyo del frío, huyo cobarde

y te poemo

para librarme del miedo y la pena
del rastro de sangre mezclado con tierra madura.

martes, 1 de diciembre de 2015

Un juego a corazón abierto

Ese hueco que dejaste al desollarme 
para luego nunca entrar

(Photo: Araceli López)

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Una buena pregunta sería si estuviste cerca, pegado al pudimos,
aguantando el silencio.
Sonaron los teléfonos de la realidad que llevas dentro,
y tu voz con mis oídos desarmarán lo imaginado.
El café sobre la misma prenda, empapando el mismo hilo,
y las letras que nunca coseremos son las que le dan forma a los días.








martes, 6 de octubre de 2015

sexo ocasional y otro golpe de silencio

alguna flor arrancada
un empacho de deseo nervioso
los excesos de un poema incansable, agotador

Ganas que se multiplican y fallecen sobre tu boca cerrada

para que siga siendo imaginario
para que repitan los deseos su querría
para tensar la cuerda, para seguir jugando,
para ocupar sin ser visto un lado de mi cama
para que el aullido no se extinga, para que a Caperucita, se la vuelvan a comer...

lunes, 17 de noviembre de 2014

viernes, 7 de noviembre de 2014

cumbres escarpadas a golpes


Photo: Viktor Ivanovaky

Excitarse en pleno invierno le resta sol al día
y el sexo se mece blanco y gélido columpiando el tiempo de nadie,
las sombras de todos, los recodos de aquellos imposibles traídos
a las cumbres escarpadas a golpes

Entremedias están la vida y la nada
entremedias sucede la carne
y el tiempo nos preña para que gestemos
al ser vivo y su mentira,
su recuerdo..

Aquí las yemas de los dedos hablan de tú a tú
con la temperatura de mi cuerpo,
con el hielo sordo y mudo, con la llama azul..

El verdadero silencio se acerca mucho, demasiado. Toqueteando secretos, diciendo que sí

y un trayecto rizado abraza la caída
los nudos deforman las palabras a estrenar
por desatados
por despiertos
por la duda
por las brasas,
por diablos
por el paso
por pisar

miércoles, 8 de octubre de 2014

silencio

Por eso se sienten holgados los minutos, y no buscan compañeros para las noches más largas.

Las moléculas de aire se expanden para ocupar todo el espacio de mi habitación cerrada y oscura.

Se abrirán flores sin que yo lo sepa en primavera, y yo viviré mi hielo con todos sus colores.
Y estaré dormida para que todo sea apacible, para que no llueva cuando echamos la llave y se hace de noche.

Sólo habrá tormentas anunciando el verano esquivo y pasajero que nos arranca la ropa y nos deja abrasados. Para luego, volvernos a dormir,
lejos del cuerpo, hecho un ovillo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Vivir o dejarse llevar

Photo: Richard George Davis

¿Qué hace que los días no se sometan a la suerte?, ¿qué hace que uno se apodere del momento? Porque con tan solo mirar el mañana con el rabillo del ojo el presente se desprende, se pierde de alguna manera.

Con tan sólo exagerar la atención al devenir, con que la estimulación suba sus grados, uno ya es pasto del suceso. Si no concatenamos nuestros actos, se crea riesgo del fragmento de uno mismo, del absurdo sin sentido, del bandazo sin camino, de escaleras sin peldaños.

El presente necesita tender una vía de escapatoria a su muerte inminente si no quiere desaparecer en un recuerdo.
La estrecha libertad buscará una salida sin fondo, que se intuya la luz al otro lado, alargando el intervalo entre los estados de renacer y perecer con que se dan la mano los momentos que encadenan ese tiempo imaginario, evanescente, imposible de atrapar.
Tiende los hechos para alargarles la vida en una línea de pensamiento estratégica cuya elasticidad vivifica aquello que aún no se ha vivido y ya coletea colgado del instante gracias a esa fuerza creadora.

Una estrategia poco porosa deja al ideal rígido, encerrado, incapacitado para deambular por la realidad.
La ausencia de estrategia se colma de fugacidad.
El ajuste entre la ocasión y el proyecto es cosa del ingenio.. del control de cantidades, de la noción y la medida..

Dicen que la felicidad surge del portazo que golpea cerrando a nuestra espalda el pasado reciente, la duda antigua, caduca, y nos hace padres adoptantes del cambio que se cierne.
Dicen que así acaba por inmolarse la incertidumbre con la que se pudre la tristeza.

Si la elección tiene la traba, la trampa y el peso que la fuerza del deseo es capaz de mantener,
con la precaución de que la sustancia se beneficie mutuamente,
sea,
tenderse uno mismo.

Porque no hay trampillas bajo las que uno pueda esconderse cuando viene ese deseo, acérrimo al egoísmo de su evidencia.. Es una especie de fe incondicional en su propia violencia de ser que mantiene con vida la bobina y el hilo.

-Monte. ¿Dónde va?

-A cualquier principio desde el que se pueda contar.

 Y sigue amamantándose gastadita de coincidencias, de oportunas secuencias,
demasiado humanas.... que no especifican, pero aluden, lo que ya es una victoria, siempre anticipada.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Trae esos caballos y la cesta de manzanas,
todas las noches sabes que me cruje la voracidad.

Yo te los guardo,
en nuestro silencio político
manifiesto
transmisor
ávido de galopar.

Todos los caballos te sueñan, te siguen, se encrespan,
pero aquí beberán del erotismo de la espera cuando se desnuda para tí.

Photo: Ben Hopper

jueves, 18 de septiembre de 2014

¿Putas?



Sí, estoy de acuerdo, ellas son templos y no lo saben. 
Son religión y rito, son donde confiesas y comulgas, donde luchan los demonios, 
donde el cielo refresca y perdona.. son la imagen viva de la diosa perfecta y generosas con sus riquezas, con su pureza, con la verdad.. por eso, posiblemente, sean más señoras que las señoras, y tengan más razón que ellas para hacerse respetar.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Una historia de amor - Dos veces y media


Ahí estaban nuestros cuerpos troceados dentro de una maleta: Ordenados. Casi sin espacio.
Ya había terminado todo. Ya estábamos quietos, y el miedo de todos se había detenido junto con aquél agudo tintinear de la cremallera acompañando el movimiento de nuestro viaje.

El portador se detuvo frente a la ventana y separó las piernas y los omóplatos respirando hondo. Se tomó unos minutos para mirar a través de ella, con esa mueca de nostálgica estupefacción que muestra el rostro cuando se reblandece desdeñando el horizonte y enfoca cada vez más lejos la mirada, hasta congelarse.

-Los paisajes se contemplan con algo más que con los ojos. Cada vez que los miramos tienen un trozo nuevo con el que rellenamos los grises que se ven desde aquí. ¿Hacia dónde viaja?

-A ningún lugar, dijo el propietario de la maleta color burdeos poniendo los brazos en jarra y dejando salir al expirar un gruñido, tal vez un gemido escondido tras un carraspeo imperceptible.

El hombre lo contempló con las cejas arqueadas, sorprendido por su propia sorpresa, y sonrió suavemente bajando y subiendo la cabeza a modo de saludo y despedida mientras arrastraba los pies caminado hacia la salida.
El otro hombre vuelve a respirar profundamente, como fumándose la imagen que retenía con tanto hielo detrás de la retina. Suelta la respiración de un golpe, y con el mismo golpe da una zancada emprendiendo su camino.

Y allí quedó la maleta color burdeos pegada al suelo, baboseando los líquidos del apego a lo continuo
completos los dos
enteros
entre cartílagos
masticándonos sin dientes.

Comenzamos a fermentar los recuerdos con ese beso en todos partes.
Nos fuimos olvidando de que en éstos casos uno espera ser encontrado para que lo libren del mal, del pecado, del raso desprotegido o del agravio, pero la duda se repetía al mirar con franqueza la escena de nuestros huesos deslavazados.
¿Debíamos sacar los miembros y los órganos que ya se acomodaron al silencio de los cierres en los que se permanece a oscuras?
¿Era el momento de volverlos a contar para atar con el enredo un globo negro que contuviese la respiración?
Debíamos esperar, y nunca parecía ser el momento de enseñar nuestra piel vuelta, nuestra historia de amor tan revuelta ahora, recogida a pedazos, reunida con tanto descuido, guardada con tanta prisa.
.

Los pasos lejanos solían charlar o agitarse. Pasaban enérgicos, casi felices.
De vez en cuando venían a acercarse con su aburrimiento o su emoción, pero los más divertidos siempre eran los niños que, pocos, se alejaban de aquellos acercándose a nuestro mundo.
También son los más perturbadores, los más peligrosos. Son los que irrumpen o encuentran, sin dios, la franqueza con la que la fe se aburre e imagina. La parálisis de lo incondicional no ha desollado su curiosidad por una nueva justicia o verdad, y todo se vuelve a ver por primera vez cuando se dinamita destruyendo lo superfluo o lo esencial, sin discriminar.
Y nosotros estábamos tan apartados que ser casi invisibles era ser todo y nada
Era casi bochornosa nuestra ausencia y su presencia hinchada mientras los niños jugaban al escondite.
¿Te acuerdas?

Se agarraban  asomando los ojos, y al saltar, como un resorte, enseñando la sonrisa, hacían que la maleta se bamboleara peligrosamente o que se meciera, como queriéndonos tranquilizar...

Pasaba desapercibida la maleta porque los niños siempre envuelven el ambiente con una especie de amarillo dulce que se mezcla con la órbita lógica por la que los ojos suelen detenerse. ¿Nos enredan con estridencias o nos alejan de nuestro suelo gastado?

Los dos, con esos vaivenes sentíamos nuestro sueño despierto. Sentíamos el flujo abalanzado a punto de verter nuestros secretos, la humedad con la que se golpeaban los bordes y pliegues que la realidad había zanjado.
¿Recuerdas? El rojo manchado con rojo,
el repercutir del eco, que diciéndonos, se metía en los vacíos llenándolos de promesas, cada vez más cerca del latido..
Nos gustaba escuchar cómo jugaban y adivinar en qué momento chocarían, gritarían o saldrían corriendo. Esperábamos inquietos esas carcajadas, sabíamos que llegarían; porque siempre llegan si es un juego.

Los cristales debieron de crujir. Algún vendaval acompañaba el ritmo de batucada que hacían los tacones al pasar.

Y nada. Después nada.
Aquél silencio me dio miedo, porque hasta tú callaste.
Mis cuerdas vocales intentaban sujetarse para gritar.
Comenzó la soledad a devorarme histérica con una  tristeza llena de lunas cayendo, menguando, de criaturas mutando, contaminadas por las pócimas de los puentes y su veneno.
Se deshacía en propuestas que lo ataban todo a los mares salados donde vagabundean las lenguas llenas, apresuradas, impacientes, pesadas, pegajosas..

Deseo y pesadilla lanzaban atormentados  su grito grotesco,  sucio, holgado hasta romperse. Cociendo un hervidero de diablos y pétreo sexo, sexo parado, sexo de piedra, sexo de locos, de cuerdas,  mientras  puertas y ventanas rebotaban en su cerco insistentes.
Y mi garganta deshilachada, y yo muerta de ceguera, y mis caderas y tus manos, y los muros reventados por los ácidos se enredaban callando
derrochando su pasión
comiendo del alimento para nunca jamás todos los días...

Pero nuestro silencio, de repente, por alguna fuerza extraña, se aplastaba, se licuaba, y las babas hacían pompas que desde dentro al menos, sonaban con una mezcla de erotismo y ridículo derrochados sobre el fondo de la maleta; Era como si nos hubiera sacado el jugo la gravedad. La gravedad del hombre, imagino. Más aún, la gravedad de sus sueños.
Porque alguien dormía. Alguien había elegido nuestro sitio, nuestra masa o materia bien cortada y colocada en su celda como el perfecto pilar sobre el que reposar los pies.
Un hombre y su plano inclinado sobre la tierra... sobre nuestra tierra roja y jugosa, nuestra tierra blanda colmada de gemidos hediondo, de caldos compactos deseando escaparse..

Yo seguía llamándote, seguía insistiendo. Sabía que estabas ahí, que podías oirme.
Y creo que subía la marea, volcánica y gaseosa, marcándose con rayas igual que las olas tallando la arena.
Se inundaba la casa cubista, y a duras penas nos encajábamos en los ángulos que topan con el límite del cielo, con la bóveda que cierra alguna historia metálica, acuosa, incrustada, cortante..

¿Qué hacíamos allí?, El punto final es una ilusión literaria...
Éramos la pertenencia de algún descuidado viajero, su inoportuno secreto esperando mimetizado, como un homenaje a  la contradicción, tan unidos, tan enteros, tan despedazados..

Éramos cada día nuevos regueros, nuevas lenguas plegadas sobre nuevas palabras para el silencio de las cavidades que hayan en el trajín de los pasos agitados un nuevo corazón, un nuevo pulso, una esperanza de mundo.

Éramos todo eso pegado a la tela plastificada, entre reseco y caliente.
Yo ya te sentía encaramado a mi piel, a mis nervios, al tuétano, al blanco manchado de añil... Todo lo que éramos nosotros atendía a la respiración fermentada, a la reverberancia del noble programa hacia la descomposición.
Las miradas de apropiación y asco debieron pasar durante semanas. Los cambios de temperatura daban vida a la espesura de las horas, al sabor de nuestros ácidos.. a ese beberse chorreando...
Pero los días comenzaron a ser cada vez más fríos,
escuetos del ánimo de pasarse al bando de la carne llena de gracia, anquilosados en la vitalidad perdida por alguna clase de error o accidente, por alguna suerte, siempre de algún otro.

Íbamos secando nuestros flecos junto al banco en el que se sientan los que buscan las ventanas para dejar escapar los pensamientos longitudinalmente heridos o libertarios, o las ideas que gritan demasiado alto y no se deben escuchar.

 Compartíamos el traje a retales, los trozos de lengua, el eco visceral de los cerebros batiendo el desvanecimiento con su típico laberinto neurótico, enredando,
esculpiendo el destrozo con el entusiasmo de una aberración...
Éramos un nexo de pozos y cielo contemplando nuestras ruinas como tal vez lo harían los dioses...

Y de vez en cuando nos llamábamos, para ver si seguíamos allí...
¡Qué grotesca ironía! Nuestras cloacas y su exotismo, el erotismo de lo sucio, la honestidad de lo que, de tan crudo, ennegrece.
(Allí ladrar y lamer a las sombras se convierte en el culto a la vida)

Allí, los dos...
muertos de frío pero entendiéndonos al fin con la primavera que derrota a los vacíos embargándolos, como cuando se empapan la tristeza tirante, o los desgarros que quedaron pegados
 a un mezcla de barro y flores que condensan en las cámaras y galerías subterráneas un aroma habitable.

-La maleta, ¿es suya?

Como un enjambre de insectos solidificado sobre un  río coagulado...
Eso éramos.

La pregunta se debió de extender con la mirada, porque nos sentimos observados por las pisadas
 titubeantes, y agrandados por una náusea como recién preñada que fue pasando de gesto en gesto.

 Habíamos encharcado el suelo con un deseo denso y pegajoso, y amarte con tanta naturalidad nos había disecado en una incómoda postura. ¿Qué íbamos a decir ahora?

-¿Y suya? Disculpe, ¿es suya ésta maleta?

Con asco y altanería se deshacía la gente de la pregunta, de responder y entretenerse, desdeños por el destiempo..
Uno sabe cómo se va dibujando la trayectoria de la muchedumbre en éstos casos y nuestros ojos sueltos se buscaron.
Yo no quería despegarme.
Ya me encontraba en casa, abrigada, tranquila.

La voz que preguntaba se detuvo junto a nosotros y los segundos pasaron sobre mi rabia profunda, sobre mi vergüenza, sobre la incertidumbre, sobre las noches pasadas, sobre nuestra lucidez...
Fueron unos segundos militarizados por los pasos de  los viajeros que le daban ritmo a nuestra calma rectangular.

Y esa calma tan pegada al suelo, para rascarla,  se la debe disolver con algo más que un gentío o un golpe de genio, porque alguien intentó movernos y, por supuesto, no nos movió.
Sentimos la presión de los pliegues cuando el asa superior se levantaba, y los siguientes cuatro intentos en los que se iba incrementando la fuerza empleada para levantarnos de allí.
Respiramos, pero no nos movimos.
Nos empujaron con una pierna buscando tambalearnos, como cuando se suele hacer para acumular inercia antes de emprender el movimiento. Pero éramos uno con el suelo, como un bloque empecinado, ambiguo...

Su agitación entonces nos removió como batiendo el vaho que los poemas habían guardado en las dobleces que cuidan de preservar un hueco para las ausencias y la esperanza.
Nuestro musgo se mezcló de nuevo encenagándose con los acuíferos y bolsas de fluidos que regaban lo más profundo, lo menos oreado, lo más oscuro...
Y mientras tiraban, cada vez con más fuerza, más sostenido, insistente, retador, estirando nuestro reseco pasado, la tela pasada, las costuras apretadas que guardan la levedad, la vagancia, crujieron los hilos, los muros de nuestro castillo, de tan finos, tan gastado,
tan vencidos...

Nuestro romanticismo se resquebrajaba, se craquelaba nuestro rojo con un grito de tragedia, y de un tirón se desgarró la maleta quedando la base pegada al piso, a la tierra, al alzarse violentamente  la parte superior de la maleta como cuando se destapa una caja.
 Y escupió girones de carne y capas de sangre ruda y endurecida,
haciéndonos resbalar y desparramándonos,
como un vómito
de dios.


Tienes razón, el amor es otra cosa.

jueves, 28 de agosto de 2014

Aullidos #3

Hay aullidos
que rebañan el dolor para 
escupirlo con cordura.

Es la nieve quien nos propone lo imposible y nuestra sangre la calienta vertiendo en ella la disciplina de un niño que desea con sus saltos al vacío.

Así se resquebrajan la inmovilidad y la muerte

viernes, 15 de agosto de 2014

peso y fricción

Me calzo el cuerpo al pisar la realidad. Como un traje apretado que impide el movimiento.
Al bajar las escaleras la piel rabia de soledad, como inútil, desaprovechada,
y aún sin sacudirse las sobras, todas esas sombras, la idea de,
corre a tocarla.
Pero siempre quiere volver a casa, colgarse en el armario
cansada de derrotas.

Dicen que así
se anquilosa la verdad
que hay que juntar cada sombra a su cosa porque el espejismo devora la carne viva.

Mis golpes de tiempo con tus segundos seguidos
son sexo sólido,
somos rato y pelo caliente
fogonazos que deshilachan el hilo rojo que trenzo a las cuatro paredes de mi habitación
Siempre cerrada, siempre a oscuras, siempre a tientas
en mi insignificancia de perchas sin abrigo
con un niño clavado en el sol.
que vino a decirnos anoche
que hizo gritar al silencio tumbado en la cama

En las habitaciones cerradas, mejor que no haya nadie.



El uno en el otro, bien separados
con el pulso acelerado, 
con todo el tiempo del mundo

martes, 12 de agosto de 2014

Si se abarrota la soledad

Dutchman Redmer Hoekstra


Alguien ha entrado. Se ha incrustado en mi intimidad. 
Alguien manosea mi eco sensitivo, los pies de mis pensamientos, ese vaciarse sin peligro, sin ser visto...

algo me dice
algo quebranta
algo salpica
algo que tumba

algo camaleónico,
rosa, 
algo que choca, que chasca, que atranca la puerta, 
algo que apunta hacia dentro
que parte.
  Como los sueños, que con su aliento, todo lo hielan.
¿qué sueño necesita ciclo orgánico, la vitalidad para eternizarse?... 
Cristalizan el deseo, como piedras. Son 
taxidermistas de órganos...

Hoy llaman insistentes las puertas que se cierran dando golpes.
Es el tañir interminable
 las troqueladoras que mellan y muerden.
Para inyectar
la esperanza que teje demente
debajo de la piel, porque así, permanece invisible

Lo que le dijo un cuerpo a otro cuerpo,
a la foto vacía, a la ausencia de dimensiones, a la perspectiva aplastada, al sabor del jardín, a las ranas hambrientas...
conjugando

¿Quién había construido los raíles, la parada en paraíso?


Yo dije que para siempre; tal vez por eso, te tengas que quedar...
y repartir la soledad a partes iguales
intercambiando las mitades
que se acompañan mutuamente
sin dejar de respirar



Y ahora ¿quién más juzga?, quién más cabe? quién impone fuerzas volitivas?, quién más tira de las cuerdas?
No querrás hablar de fantasías y deseos cuando el sexo nos tiene locos de orgasmos. No necesitamos más palabras que entretengan al futuro, ni poner otro punto, porque siempre, vuelven al principio.
Por aglutinar el cuerpo entre renglones
por acumular emociones sin propietario
por salir corriendo sin disparo

las obsesiones, los demonios, las neurosis, buscan su lógica, porque es ahí, sobre la mesa, diseccionadas, donde dejan de doler.
Somos pedazos de carne y todo le duele a la materia,
todo le asalta, todo chorrea, todo tapona, todo acciona palancas, todo prende por dentro.
La sustancia y su dote,
el desentendimiento de la materia con el espacio-tiempo que habita

las dimensiones
Contra, a través,

el espacio
el tiempo

¿y si no fuera un peaje sino que se vengan, envidiositos de la vida?, ¿sino que se crean discordias, desentendimientos, por no llevar los relojes a tiempo, por trazar otra línea, redimensionando, porque se crea la vida, marcando otro cero?


Es con los demonios con quien más tiempo se pasa

Si se abarrota la soledad todos ellos quedan pendientes del pago, no renuncian



y es a ellos a quien salgo a buscar


domingo, 10 de agosto de 2014

Si se abarrota la soledad

















Yo dije que para siempre. Tal vez por eso, te tengas que quedar...
y repartir la soledad a partes iguales
intercambiando las mitades
que se acompañan mutuamente
sin dejar de respirar

miércoles, 6 de agosto de 2014

Para qué preguntarlo, si al atarlo, devolvemos al abismo su absurdo prematuro, la virginidad de los principios


Un código que dibuje sobre nuestros vértigos una boca escarpada, un orificio para respirar.
Para que pase por el silencio de las puertas pequeñas
Para que brame lo imperceptible
Para que escuche lo que sordo,
siempre calla

en mi pequeño paraíso.

viernes, 1 de agosto de 2014

andenes a media noche

La compañía deja la piel de cada segundo esperando en andenes a media noche, preguntándose por la hora, acordando las salidas y llegadas de las sombras bien tumbadas contra la resistencia del viento, contra el aburrimiento mal entendido.

¿Quién convive con los que se consumen en un punto, con los que exploran lo pequeño, con los que piden un paraíso quieto y silencioso?


La soledad se acompaña de horas-burbuja, de infranqueables estruendos, de la invisibilidad, del desliz poco precavido rompiendo la cáscara que teje la proteína que cubre, completo, el silencio al aparecer.

Cuenta el tiempo despacio, como amasando carne blanda que parimos en un cólico; como vaciando las horas de su densidad habitual, como extendiendo la realidad haciendo con Heráclito una masa fina que permanece tostada cubriendo la carne carbonizada, azabache..
Y abusa, permanece

Donde cada uno pintó su raya para separar el cielo y la arena. Allí, entre la cal y su playa. En la intersección donde raya la hipérbole los cruces sin trazar
Encerrados en el huevo, en el centro de la maraña, entre las hileras de cañas que tapan el río
de los que gritan hacia dentro.


miércoles, 26 de febrero de 2014

¿A quién más le podría interesar el entresijo volitivo?, las pautas y progresos del gobierno con el que uno mismo se pretende?

Todos los sueños habían caído sobre la tierra.
La realidad aplastante me daba la carne que traía el deseo arrastrando,
sangrante.

las ranas convertidas en princesas

¿dejaron de croar?

-Toma la llave, y Pandora, que duerma tranquila

Yo sé dónde está la fuente cuando entres. Si consigues entrar..





martes, 21 de enero de 2014

jueves, 16 de enero de 2014

Que no amanezca


porque al amanecer uno tiene que ver esos rayos atravesando el espacio,
alumbrando la carne..

Porque el día está secuestrado
y no deja que un plano vertical ahogue y eleve el punto que mantiene nuestra relación con el vacío.


-Prieto... Más apretado!
Descansa el lado oscuro,
el mundo mudo
lo invisible,
los millones de años
la costra del eco que hacia dentro emite el espectro de los colores que nunca existieron para tus ojos.

"The long Awaite" by Patricia Piccinis

martes, 10 de diciembre de 2013

sábado, 7 de diciembre de 2013

para estar desnudo

hay que abrir un camino hasta las encías del yo y no verse,
y ofrecerlo sin saberse

sin haberlo poseído.


-Que nadie mire atrás
la carrera hacia ninguna parte arrastra la voluntad dormida,
herida de arena.
Hierve el alarido de una mirada atravesada por una brizna de tabaco
y se consumen las sustancias 
y se ve la transparencia.

No hay que dejar señal,
que el pazo siga intacto, cerrado,
porque no hay mensajes para el bosque
ni ruta
ni traducciones

-Tú que coleccionas respuestas
¿cuánta carne es capaz de suicidarse?

¿qué porcentaje no se seca al sol?

Urs Fischer, Untitled, 2011

martes, 26 de noviembre de 2013

viernes, 8 de noviembre de 2013

todos estos dias

Desperté sin sueños entre las manos.. habían descansado, lejos del sangriento sustrato que se pisa cuando amanecen los ojos y la vida se acumula en la puerta del sentido..
A lo mejor estuve acompañada ..
a lo mejor quienes ven,

anoche,

se llevaron o trajeron esa vida al otro lado hasta otro mundo,
el pertinente..

Y todo el viento vino de golpe
y todo lo sólido estaba en el fondo
porque, desapareciendo al clavarse hondo,
se rizó la primavera.

jueves, 24 de octubre de 2013

Ases y reyes


Será que el cuerpo tiene razones que el corazón no entiende, será que no es suficiente para volar, será
para arrastrarlo por los minutos como una lengua dentro de la boca, como esa esponja cognitiva, será que su risa se separa de aquello tan profundo que arraigó en la oscuridad.

sábado, 20 de julio de 2013



Cuando especulaba con cohetes en el cobertizo y me arranqué los ojos para ponerlos junto a los tuyos

(...)

cuando vino es polisémica
cuando la piel le pertenece a París
cuando es e ir crecen vivos
cuando seguir me empotra contra el deseo
y las palabras devienen
gimiendo

viernes, 19 de julio de 2013

¿No cabe?,

¿se atasca?, ¿enfanga?, ¿satura? Nos convierte en picadura de tabacos que fumamos consumiendo cada día del tarro de una locura persuadida por la esperanza de vida de un deseo más que viejo, de un veneno en el borde de su rastro, de un olor a bala perdida, a bocanadas de derrota, a la jugada de rayuela, a las primeras mariposas...

La calma del estrato, el rocío, el tiempo voraz, y un par de lunas como oráculos, apostadas, silenciosas, en la puerta...

Una sustancia madura cayendo de su árbol, un estado sin rizoma, aquellas moras que comimos, éste jugo de falta, ésta roca en el tracto, ese paseo a caballo
y el paso

pisando lo probable

ancla el sólido al talle de los días

....

jueves, 16 de mayo de 2013

Un año sin llover


Fue el luto, la abstinencia cruel, la falta de entropía, el desorden de la física, la ficha que no mueve, cuando el siguiente turno ha acampado, una escuela de parados, un saludo a la sed..
Fue, habitar el cementerio, hacerme hueco en el silencio, dejar los huesos a un lado, y llorar terroso esos escoyos que tiene el terreno...


Trillar los quereres, moler la pasión, los granos nacidos convertidos en polvo, ¿quién junta sus fuerzas?, ven  para que la mezcla quiera convertirlos en pan..

Photo: William Ropp

sábado, 11 de mayo de 2013

Mordiscos y manzanas


                          Fotografía: Michael Ken


Detrás de la máscara está el abismo de la nada,
una lógica descuadrada,
una forma contradictoria de actuar.

Caben palmos de dudas, hay honduras abiertas,
es sarcástica la cuenta con la que se acaba y se empieza a contar.

El cifrado se complica con trampas mentirosas,
con lanzas e injusticias,
y los amagos extorsionan a los sueños sonámbulos que bailan allí.

El desprecio destructivo, el castigo a los pequeños, la hortaliza del ecuestre, residentes de una torre de papel.

El viaje se llama naufragio, se ha apagado el fuego originario,
ya no hay donde llegar.

No tiene aguja la brújula que zurza las redes en busca del norte,
ya duerme entre serpientes el derroche de vida,
la vela contraria se hincha,
la desconfianza se jacta
el miedo llama al orden
y nuestro nombre dice cosas diferentes.

sábado, 13 de abril de 2013


Templarse en otro templo
un sin fin de despedidas
cuando no hay nada que decir
y el día es reversible

dime lo último

miércoles, 3 de abril de 2013

La puntada que cose sabores y olores

Sabes a mi hambre,                                  a sólido,
                                                     a droga
                                                  que
                                                  llena
a una especie de patria nutriente,
a la sed que hierve comiendo,
a los montes y totems, a las gravitaciones y el vértigo.

Ato,
a mi caja de rayos una mecha de lana que acompaña al camino todo a lo largo.

Mis piezas encajan,
el aceite calienta, tu lengua me la lame, la combustión se sabe demoledora. Caen las formaciones de hielo, la riada lo arrastra todo hasta llegar a la cama rugiendo.
Toda tu química marcando la ruta del viaje, rizando el aire, hinchado el coraje de pasiones sin límites, haciendo rodar la turbina que electrifica mi cuerpo.
Alto voltaje y besos tan líquidos,
empaparnos,
que abramos, oradando, la brújula con hierro,
que la sugestión ponga sus dedos y la imaginación siga cavando  mientras los cabos se agitan, ardiendo.


Tu cabeza dormida sobre mi jugo de chispas, tu despertar entrando en mis huecos,
la luz en su estado más sólido desplazando a la noche la humedad de las lenguas.

jueves, 7 de febrero de 2013

Quicios

Aquí, en ésta pausa sorda al amparo de la duda, vacía de intención, en el momento de preguntas entre vías, mientras amarro fuerte las voluntades todas juntas y repliego el paso prieto del tiempo que nos arroja como hojas, a proseguir,
me abrazo fuerte a la masa, la sustancia y la presión
del dolor de huecos,
me aferro
a la tensión de flechas,
 me agarroto,  estática, hermética,
con la espalda helada, en la cara ciega,
masticando estrellas desnortadas.

miércoles, 30 de enero de 2013

El día después

El día después tiene pelos que tapan, que tupen, que trazan encrespados el camino de la lumbre. Pelos soñolientos, desubicados, pelos sueltos y más largos que el recuerdo recurrente; que huelen fuerte a lo soñado, a los altillos, al vacío descubierto, al nicho cóncavo recubierto de tu aliento, que retumba al despertar.




miércoles, 16 de enero de 2013

El rechazo por miedo a avalanchas, por asco a lo negro, por el frío fuego, por los huesos inhóspitos, por los senos pequeños, por la forma en la que se me complica el desconocimiento.

martes, 15 de enero de 2013

Quiero sueño sin manzanas



Autor desconococido. Ref.: 
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=260590240733130&set=a.173494496109372.36478.155828697875952&type=1&theater