miércoles, 3 de abril de 2013

La puntada que cose sabores y olores

Sabes a mi hambre,                                  a sólido,
                                                     a droga
                                                  que
                                                  llena
a una especie de patria nutriente,
a la sed que hierve comiendo,
a los montes y totems, a las gravitaciones y el vértigo.

Ato,
a mi caja de rayos una mecha de lana que acompaña al camino todo a lo largo.

Mis piezas encajan,
el aceite calienta, tu lengua me la lame, la combustión se sabe demoledora. Caen las formaciones de hielo, la riada lo arrastra todo hasta llegar a la cama rugiendo.
Toda tu química marcando la ruta del viaje, rizando el aire, hinchado el coraje de pasiones sin límites, haciendo rodar la turbina que electrifica mi cuerpo.
Alto voltaje y besos tan líquidos,
empaparnos,
que abramos, oradando, la brújula con hierro,
que la sugestión ponga sus dedos y la imaginación siga cavando  mientras los cabos se agitan, ardiendo.


Tu cabeza dormida sobre mi jugo de chispas, tu despertar entrando en mis huecos,
la luz en su estado más sólido desplazando a la noche la humedad de las lenguas.

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