viernes, 19 de julio de 2013

¿No cabe?,

¿se atasca?, ¿enfanga?, ¿satura? Nos convierte en picadura de tabacos que fumamos consumiendo cada día del tarro de una locura persuadida por la esperanza de vida de un deseo más que viejo, de un veneno en el borde de su rastro, de un olor a bala perdida, a bocanadas de derrota, a la jugada de rayuela, a las primeras mariposas...

La calma del estrato, el rocío, el tiempo voraz, y un par de lunas como oráculos, apostadas, silenciosas, en la puerta...

Una sustancia madura cayendo de su árbol, un estado sin rizoma, aquellas moras que comimos, éste jugo de falta, ésta roca en el tracto, ese paseo a caballo
y el paso

pisando lo probable

ancla el sólido al talle de los días

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